Relato a la huida
Javier Melendez
10:15 p. m.
Relato a la huidaEl pistolero barbudo y mugriento entró en el salón. No había música. Ni siquiera un piano. Tres o cuatro clientes cada uno en una mesa con tapete verde. Otro cliente en la barra, adormilado sobre su brazo derecho. El camarero o el dueño del bar, no está claro y tampoco importa, miró por encima del periódico al recién llegado.
—Busco un cuento —dijo el pistolero acercándose a la barra. Quería que todos lo oyeran.
La escalera de tres peldaños
Javier Melendez
11:34 a. m.
—Te recuerdo que mañana comemos con mi hermana —dijo Julia en el baño antes de cepillarse los dientes.
—Sí, cariño —dije con desgana y quizá no me escuchó con el ruido del cepillado.
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